Planeación de Bambú
Carmen Granada para GT Consultores
Del Libro “La filosofía del bambú” de Trini Ried,
tomo la parte del llamado a “ser hombres
y mujeres con raíces tan profundas que nos permitan enfrentar la vida con fortaleza
y flexibilidad para tener la capacidad de construirnos con sentido y
trascendencia hacia los estímulos externos, buscar ser versátiles frente a los
cambios”.
Si te pregunto, ¿Cómo van tus propósitos de 2020?, de
inmediato piensas en el contexto en el que hemos vivido en los últimos cuatro
meses, y es posible que contestes que “tuviste que cambiarlos debido a la
pandemia”, que “tus planes tuvieron que ser modificados debido a la situación
de pandemia”, etc. Tal y como sucede en
nuestra cotidianidad, los ajustes a los planes se dan en el plano de las
organizaciones; el proceso de planeación dentro de la gestión de administración
es el peldaño inicial que nos obliga a orquestar el procedimiento para lograr
los propósitos (objetivos y metas) idealizados para un período de tiempo, pero
este plan maestro no es inamovible, no es estático y vaya que nos lo ha
enseñado este 2020, si no que la Planeación debe ser como el Bambú, con raíces
fuertes y profundas, pero con tallo largo y flexible para resistir los embates
de fuertes vientos.
Independiente de las metodologías para planear, la
recomendación son para quienes planean, para que integren una visión más
holística, las personas que trabajen en este proceso deben afianzar sus
capacidades y buscar la versatilidad, ¿cómo lograrlo?
Personal que planea:
Es
un proceso que requiere voluntad y compromiso; la voluntad es que los
integrantes del proceso de planeación deben querer “planear”, usar su visión
analítica para calcular volúmenes, capacidades, espacios, pero permitir que
este proceso sea fundamentado con un mezcla de valores de la organización con
los suyos, para crear una raíz fuerte, firme, que sostenga el plan
trazado. Que la estructura que se planee
venga con cimientos consensados y alineados a los valores representativos de la
organización. El compromiso es que los
integrantes adopten este proceso como suyo, una creación propia que permite
conducir esfuerzos, de tal forma, que puedan ser empáticos con los que ejecuten
el plan y con los cambios en el entorno que lo moldea.
Seguimiento del Proceso de Planeación:
Además
de los procesos y el personal, el seguimiento al plan diseñando se integra la
visión Bambú, los fundamentos utilizados para estructurar el plan fueron
tomados de la metodología elegida en coordinación con un equipo con voluntad y
compromiso, pero la ejecución y operación del plan debe ajustarse a las
diferentes variables que lo rodean, buscar la flexibilidad y determinación al
mismo tiempo. Para dar seguimiento a
Planes definidos existen metodologías como la Administración de Proyectos que
nos permite validar los avances en tiempo y recursos, pero la recomendación hace
referencia a extender el compromiso hacia los ejecutantes y los directivos,
para que permitan ajustes en el desarrollo del plan, la flexibilidad en todos
los sentidos, tanto para ajustarse a contratiempos de personal, permisos de
ayuntamiento, inclemencias del tiempo; como para tener la madurez para
recapitular las veces que sean necesarias sin perder los estribos, con una
mente abierta que permita seguir guiando un plan “renovado” cada vez que sea
necesario, mantener la determinación para culminar el plan, aún con sus
cambios.
Las
organizaciones inteligentes buscan ese crecimiento holístico que supone que
todas las propiedades de un sistema no pueden ser determinadas o explicadas
como la suma de sus componentes, sino que existe una visión conjunta que rodea
a la operación para hacer del proceso de planeación algo más allá de la suma de
sus esfuerzos.
Si ahora tienes las herramientas y el personal para
ajustar tus planes, pero te falta el “efecto Bambú”, escríbenos a contacto@gtconsultores.com en GT
Consultores ponemos énfasis en generarlo!