viernes, 23 de octubre de 2020

Existe una alternativa

 Existe una alternativa

Adrián Bojorquez para GT Consultores


¿Cuál es la mejor manera de hacer el bien en el mundo?

Quizás no expresado en estas palabras exactas, pero esa era la esencia de lo que muchos estudiantes me estaban preguntando recientemente durante un curso. Ya conocen a esta clase de estudiantes, esos universitarios brillantes y serios para quienes las preocupaciones de la vida no han extinguido por completo la creencia de que el mundo puede ser un lugar mejor y que tal vez ellos contribuyan a lograrlo. Siempre pensativos y deliberados, ellos querían hablar sobre su futuro, en particular, qué camino después de terminar sus estudios deberían tomar para realizar sus sueños.

Mis respuestas sobre el tema fueron menos sobre tipos específicos de trabajos y más sobre los sectores en los que se realiza la mayor parte del trabajo. ¿Es el gobierno el mejor vehículo para perseguir el bien? Desarrollar políticas y programas que tengan una amplia influencia tiene su atractivo, pero la burocracia es lenta y eso aleja a los visionarios inquietos. Por el contrario, trabajar en el sector sin fines de lucro es una opción atractiva porque las organizaciones benéficas, entre otras cosas, son más ágiles que los gobiernos. Pero, por lo general, no se basan en un modelo financiero autosuficiente y, por lo tanto, al joven emprendedor le parecen una especie de solución parcial. Una curita, tal vez, pero ciertamente no es una solución. 

¿Y los negocios? Ahora ahí hay una idea. Quizás no sea un negocio convencional que priorice la acumulación de capital, sobre todo, sino una empresa social. Esta alternativa combina la misión social de una organización sin fines de lucro, la flexibilidad de la que carecen los gobiernos y un modelo de sostenibilidad. Las decisiones se pueden tomar rápidamente, sin que las retenga una junta directiva (o niveles de supervisión del gobierno), y se puede gastar energía en el desarrollo de soluciones a los problemas sociales de una manera que se perpetúe a sí misma y que favorezca el mercado.

Los estudiantes no son los únicos que se sienten atraídos por estas formas innovadoras de abordar los problemas sociales. De hecho, la empresa social está de moda dentro y fuera de la academia. Enaltecemos al emprendedor social y tenemos fe en hacerlo bien haciendo el bien. Especialmente en comparación con las organizaciones sin fines de lucro, las empresas con fines sociales se enmarcan como algo completamente diferente: más eficiente, más sostenible y en general mejor.

Hay un problema: parece haber una miopía colectiva con respecto a la empresa social y su relación con la actividad sin fines de lucro. Aprendí esto mientras me preparaba para trabajar en el sector del comercio justo e inversión socialmente responsable como parte de un programa en el que colaboramos con la Fundación W.K. Kellogg. Mi primera razón para profundizar en un análisis de este sector fue comprender cómo las empresas de comercio justo y los inversores socialmente responsables equilibran sus impulsos centrados en las ganancias y orientados a la misión. Al conversar con propietarios de negocios de este tipo me sorprendió la frecuencia con la que hacían referencia a su dependencia de organizaciones sin fines de lucro, activistas de movimientos sociales, organizaciones benéficas de servicios humanos y otros elementos de la sociedad civil. Profundizando, quedó claro que, al menos en estas industrias de empresas sociales más esenciales, las empresas eran menos alternativas y dependían más profundamente de la sociedad civil para hacer que las cosas funcionaran.

Entonces, si bien las empresas con fines sociales a menudo se caracterizan como alternativas a las iniciativas privadas sin fines de lucro, las organizaciones en estas industrias, de hecho, se basan en gran medida de la contribución de la sociedad civil. Es por ello que en el más reciente Café Disruptivo de GT Consultores se comentó que es inexacto pensar en las empresas de la economía social como reemplazo de la iniciativa privada tradicional. Mi análisis destaca tres formas en que esto es así.

Primero, las empresas sociales dependen del apoyo financiero de la sociedad civil. La verdad es que es difícil administrar un negocio con un verdadero doble resultado, y los prestamistas tradicionales a veces dudan en poner capital a disposición del nuevo, y quizás arriesgado, emprendedor social que está al mando. Esto es especialmente evidente en la industria del comercio justo. Las organizaciones sin fines de lucro como la fundación W.K. Kellogg, sin embargo, actúan como bancos para estas organizaciones, haciendo que los fondos estén disponibles donde los mercados de capital tradicionales se quedan cortos.

En segundo lugar, las empresas sociales dependen de la sociedad civil para transmitir confianza y responsabilidad. A pesar de las tendencias que ponen a las empresas en la vanguardia de la producción de valor social, a veces sigue siendo difícil separar el trigo de la paja. Los consumidores saben que las empresas tradicionales, después de todo, tienen un incentivo para presentarse a sí mismas como prosociales, incluso si las ganancias son las que, en última instancia, impulsan sus decisiones. Debido a su mandato legal de estar orientados a la misión, las organizaciones sin fines de lucro pueden ser más fáciles de confiar. Por lo tanto, a medida que las empresas se involucran cada vez más en hacer el bien, se han basado cada vez más en organizaciones sin fines de lucro para transmitir su confiabilidad. 

En tercer lugar, las empresas sociales dependen de la comprensión de su fin por parte de la sociedad civil para iniciar sus operaciones considerando que serán juzgadas como una empresa tradicional en cuanto a la calidad de sus productos o la eficiencia de sus procesos a la vez que luchan por crecer en un sector que no está creado para respetar sus valores de comercio justo y solidaridad lo que dificulta un crecimiento acelerado como el sistema capitalista ha acostumbrado al mercado.

Lo que nos es visible en forma es que la empresa social esconde una realidad mucho más compleja que ignoramos en nuestro detrimento. Los beneficios que puedan derivarse de los esfuerzos basados en el mercado para crear un cambio social se acumularán gracias a que prestemos atención también al elenco de apoyo que se ha vuelto menos visible pero que sigue siendo de importancia crítica y en el corazón de todo esto se encuentran esos emprendedores con unas grandes ansias de trabajar para ser un ejemplo en sus comunidades en la búsqueda de un cambio de paradigma hacia empresas que aunque mantengan los valores de la economía social no limiten su potencial de crecer. Pude observar un claro ejemplo de estos esfuerzos en mi más reciente visita al municipio de Tixmehuac, como parte del programa de formación a grupos productivos, donde Glenda y Socorro, 2 madres de familia con todo el trabajo que esto implica, nos llevaron a conocer su parcela y con gran orgullo nos presumieron el crecimiento de esta y nos comentaron que pronto podrán producir su propia materia prima para elaborar los frascos de cebolla roja y chile habanero en escabeche que actualmente venden en la red de comercialización donde han alcanzado en un muy corto tiempo la venta de 100 frascos de manera mensual y no ponen límites a su visión del futuro donde estoy seguro que irán por más.


viernes, 16 de octubre de 2020

UN NO SIGNIFICA: NUEVA OPORTUNIDAD… ¿REINVENTARSE O MORIR? LO QUE LA PANDEMIA NOS HA DEJADO

 


UN NO SIGNIFICA: NUEVA OPORTUNIDAD… ¿REINVENTARSE O MORIR? LO QUE LA PANDEMIA NOS HA DEJADO

Jesús Emigdio Pineda Couoh para GT consultores

Viernes 13 de marzo de 2020, son las 9 de la noche y la pastelería de Susy ha entregado el último pastel de la semana, todos los colaboradores limpian, acomodan y revisan sus pendientes para la siguiente semana, entre ellos comentan acerca del Coronavirus, de las noticias que han escuchado en los noticieros, de lo que les han contado y visto en redes sociales y se genera algo de incertidumbre y miedo por lo que se dice de la enfermedad, se despiden deseándose un buen fin de semana para verse de nuevo el lunes...

Sin embargo, el lunes 16 de marzo se detuvo para casi todos en México y muchos más países y nunca llegó, hoy lo seguimos esperando y han pasado 7 meses que han significado una pausa para algunos, un adiós para otros y para unos cuantos una oportunidad de reinvención. La capacidad de reacción ha sido un elemento de instinto básico para que las empresas hayan logrado o no subsistir ante la embestida que la pandemia ha significado para todos, porque algo que es innegable es que, tanto a los pequeños como a los más grandes, esta crisis más allá de ser epidemiológica ha sido una grave crisis empresarial y económica y con ella una serie de interrogantes, retos y dilemas para los empresarios de todos los tamaños.

Ha sido doloroso ver como muchos negocios fueron bajando la cortina poco a poco, unas resistiéndose a hacerlo, otras sin opción de ningún tipo, algunos expertos dicen que han cerrado 100 mil negocios, otros estiman que son más de 300 mil y afirman que la crisis ha sido mayor que las económicas que nos han afectado en los últimos años.

Y justo ante la crisis las empresas se encuentran ante la gran disyuntiva de reinventarse o morir, son los dos únicos caminos y no hay más. Ejemplos a lo largo de estos 7 meses hemos visto muchos: la modista que tuvo que cerrar su negocio porque dejó de hacer los uniformes de la empresa que siempre la contrataba y del sastre que decidió que hacer cubrebocas podría ser una oportunidad de mantenerse vigente y que hoy continúa abierto, del restaurante que bajó la cortina al no tener comensales o aquel otro que migró sus servicios a Facebook y desarrolló una app para continuar sus servicios a domicilio, caso hay muy muchos, unos llenos de optimismo al ver que ha sorteado esta crisis innovando con toda la creatividad y otros no tan alentadores al tener que cerrar sin considerar opciones. Una gran verdad que cualquier empresario y emprendedor debe tener siempre presente es que en el medio empresarial “la carrera es de resistencia y no de velocidad, es de 400 metros con obstáculos y no de 400 metros planos”, bajo esta premisa es siempre vital actuar en consecuencia, ya que la frustración es una compañera que se vuelve sombra para los empresarios y en todo momento se debe combatir, hoy ante esta crisis tenemos la gran oportunidad de que un NO signifique Nueva Oportunidad, la oportunidad de reinventarse, de innovar…

Y es que el término innovar para muchos es un concepto muy lejano, algunos le temen, otros no lo consideran necesario y una gran proporción considera que innovar es de empresas grandes, de la multinacionales, esas empresas que tienen sus sedes en Europa, Asia o Estados Unidos. Esta es una verdad a medias, muy relativa, ya que no podemos olvidarnos de nuestro característico ingenio, el ingenio mexicano para resolver muchos predicamentos, el que se hace presente cuando hay problemas y no se encuentra una salida, para muestra, un botón: hoy existen el mercado una gran variedad de modelos de cubrebocas, con diseños, características, materiales, tamaños, formas que se ajustan a diferentes necesidades, quienes los producen y comercializan aprovecharon la oportunidad y decidieron innovar en un mercado que no era muy atractivo, pasamos de los clásicos cubrebocas azules a los que incluyen el logo de tu empresa, de tu equipo de fútbol, la modalidad para niños con personales de caricaturas y mil opciones más, el límite es la imaginación.

Precisamente de eso se trata la innovación, de detectar oportunidades y aplicar soluciones para en algunos casos reinventarnos y en otros casos sobrevivir en tanto las condiciones permiten la mejora. Pensamos que la innovación tiene que ver siempre con laboratorios, científicos, máquinas y pruebas varias para crear prototipos, validarlos, ajustarlos y lanzarlos al mercado, y bueno, tendríamos que afirmar que sí, para muchas empresas, éstas grandes, las multinacionales que señalamos líneas arriba, las francesas o las chinas es el proceso con el que generan innovación y sus nuevos productos, sin embargo, no podemos dejar de lado a todas las medianas, pequeñas y sobre todo las micro empresas que además de ser el grueso de las unidades económicas en muchos países también significan múltiples ejemplos de innovación: sabores nuevos, empaques, formas de cobro, puntos de venta, tamaños, colores, usos y más.

Las mipymes constantemente innovan y se adaptan a las condiciones del mercado, si tenemos alguna duda basta con darnos una vuelta al mercado de la ciudad o a su centro histórico o zócalo para ver a los comerciantes ofreciendo una gran variedad de productos que en algunos casos en el primer momento nos generan una carcajada por ser inverosímiles, pero luego nos asombran al ver su utilidad, seguramente recuerdas alguno que te haya sorprendido en algún momento de tu vida: ¿una torta de chilaquiles? ¿cochinita enlatada? ¿el dispensador de gel antibacterial con pedal? ¿el organizador de fiestas en la plataforma zoom? Estos y más ejemplos podemos enlistar, pero ¿cómo llegamos a este punto? ¿qué tiene que ver con la innovación?

En primer lugar, definamos qué es la innovación, veamos algunas definiciones:

“Innovar es utilizar el conocimiento, y generarlo si es necesario, para crear productos, servicios o procesos, que son nuevos para la empresa, o mejorar los ya existentes, consiguiendo con ello tener éxito en el mercado” (Manual de Oslo 1997)

“Creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado” (Real Academia Española)

Cambio que se introduce en algo y que supone una novedad.” ( Oxford English and Spanish Dictionary)

Encontramos dentro de estas tres definiciones términos como nuevos, mejoras o modificaciones, podemos afirmar entonces que la innovación siempre implicará la creación de algo que no existe o la adecuación o mejora de algo que ya existe, “algo” que tiene una implicación de cambio, un nuevo uso, una nueva forma, un nuevo color, la innovación o la mejora a veces puede o no ser percibida (aunque lo ideal es que siempre se pueda ver) y desde luego, la posibilidad de reinventarse. Los empresarios, particularmente en nuestro país, podemos casi afirmar que son expertos en innovación, siempre muy atentos a su entorno, haciendo benchmarketing con un estilo muy particular y con un gran sentido común que los lleva a generar mejora continua en sus productos y servicios, innovando constantemente. Veamos estos tres elementos que son clave para que particularmente las Mipymes puedan innovar en sus empresas:

1.     La Observación. El empresario generalmente tiene una gran sensibilidad y habilidad para observar, para ver lo que pasa a su alrededor, cómo se comportan sus clientes, su competencia, cómo usan sus productos, en qué horarios venden más, qué productos tienen mayor salida, etc. Siempre están muy atentos y los cambios que generan vienen como consecuencia de todo lo que observan y lo van agregando a las experiencias de compra que desean para sus clientes. Siempre hay que estar atentos a nuestro alrededor, pues es muy probable que en otros productos, en algún anuncio o en el comportamiento del propio consumidor encontremos respuestas que nos permitan innovar en el ámbito empresarial. No nos cansemos de ver, de mirar, de observar todo a nuestro alrededor y seguramente encontraremos muchas posibilidades.

2.     El Conocimiento. Además de observar es muy importante instruirnos, leer, ver, escuchar las tendencias del mercado, de nuestro país, región y del mundo, documentarnos y estar al tanto de lo que pasa afuera, una gran aliado siempre será el instruirnos, hoy existen muchas alternativas para el aprendizaje y adquisición de nuevas herramientas, si algo nos ha dejado la pandemia es justamente diversas opciones de capacitación en línea y es ahí que debemos aprovechar para ir tomando los elementos que mejor consideremos para la reinvención de nuestro negocio.

3.     El sentido común. Algo tan característico de la gran mayoría de los empresarios es justamente el sentido común, la propia experiencia te va indicando por dónde es el camino y permite que podamos caminar por un sendero casi seguro. El empresario regularmente tiene una especie de sexto sentido que lo lleva a tomar las decisiones de introducir esos cambios que propicien la innovación de sus productos y servicios, quizá podríamos llamarle corazonadas, pero son más que eso, pues justamente es la acumulación de sus experiencias y que en la mayoría de los casos lo que ha permitido que las empresas puedan reinventarse.

Estos tres elementos han permitido que las empresas, muchas de ellas, puedan permanecer en el gusto de sus clientes, sobrevivir a crisis y continuar con su trayectoria, el objetivo siempre será lograr la permanencia de las empresas y que continúen generando empleos, ganancias y bienestar a sus comunidades. Indiscutiblemente innovar no es tarea sencilla, pero cuando dependes de tu negocio, cuando tu familia y las de tus colaboradores dependen de ello, sin duda es un gran aliciente para incorporar la innovación a sus esquemas y prácticas de trabajo constantemente.

No tengamos miedo a adecuarnos, de adaptarnos, de reinventarnos, de crear, estas son las opciones que tenemos antes de decidir cerrar y dejar de lado el sueño que tuvimos en un principio. Una gran verdad para los empresarios es que un NO siempre significará un reto por vencer, una NUEVA OPORTUNIDAD.


viernes, 9 de octubre de 2020

"La Nueva Realidad... ¿Será definitiva? ¿Qué hacer como empresa?




“La Nueva Realidad… ¿Será definitiva? ¿Qué hacer como empresa?”

Tere Tello para GT Consultores


No podemos dejar de mirar que esta “nueva realidad” mantendrá algunos elementos vitales que ya serán parte de nuestra vida, entre ellos está el cambio climático, la desigualdad, los hábitos de consumo y de compra y la brecha digital, entre otros.


La Pandemia ha puesto de manifiesto grandes retos que por enumerar algunas me refiero a: la severa crisis de salud, clase e inequidad racial, y la urgencia de atender la emergencia climática, elementos que son vitales en esta “nueva realidad”.


Esto me lleva a preguntarme si el único móvil de ser empresa es el factor riqueza acumulada como único y principal objetivo… y quizá sea el momento de hacer surgir objetivos de ética, sentido de comunidad y justicia. 

Esta pandemia ha puesto de manifiesto el impactante efecto de la Globalización, sí el Coronavirus ha tenido un efecto global y ha sido rápido e inmediato, como un efecto domino. Qué nos ha pasado a las empresas, hemos visto que nuestras actividades están limitadas y las más se han dedicado a sobrevivir… pero resulta que ya pasaron más de 6 meses… y surge la pregunta, ¿seguiré luchando por sobrevivir? Ya que no conocemos como será el proceso que se detone realmente en la recuperación, todos los mercados están afectados. 

Hoy desde GT Consultores quiero compartir algunas cosas que las empresas podemos hacer ante esta nueva realidad…

Primero céntrate en la tesorería de tu empresa, checa hasta donde puedes prevenir, Pensar en tesorería. La primera reacción de una empresa ante una pausa como la actual es velar por las previsiones de tesorería, explora alguna opción que exista de apoyo o financiamiento.  

Hoy más que nunca urge que pienses en tus clientes de una manera empática, para esto puedes hacer las siguientes preguntas: ¿Qué les está pasando a mis clientes? ¿Cómo están estar mirando el mundo? ¿Qué están haciendo para obtener ingresos? Para esto atrévete a hablar con ellos, por todos los medios de los que dispongas, y así podrás piensa con ellos, dudar con ellos, saber sus metas y objeciones, sus necesidades y objetivos reales en este momento. Así podrás fidelizar a tus clientes respondiendo a lo que realmente quieren y necesitan, y también captar nuevos clientes.

Tomate un tiempo y replantea el cómo y con quien, es importante repensar en cada una de las personas formamos esta empresa. En su salud, en su situación familiar, en cómo reconvertir su forma de trabajo, en su seguridad. Nuestro personal es vital para salir adelante, no lo olvides.

En estos momentos la cadena de valor es necesaria tenerla muy clara, la pausa global que estamos viviendo afecta de modos muy distintos a las cadenas de valor. Como puedes recrear tu cadena de valor o convertirte en un elemento vital de la cadena de valor de otros, es tiempo de mirar las cadenas de valor locales y cercanas.

¿Y nuestras capacidades? Y esto solo podemos hacerlo descubriéndonos más allá de lo que vendemos, de nuestros productos o servicios. Es decir, si nuestras capacidades nos permiten construir otras oportunidades. Este tiempo debe hacer que nos repensemos.

Ante eso surge un elemento vital, la respuesta ágil, las oportunidades solo serán realidad si respondemos con agilidad. Es importante de mirar e investigar todos los eventos, formas alternativas, maneras de reinventarse de otras empresas que van surgiendo, ya que de este tipo de reacciones ágiles debemos aprender y descubrir las nuestras y ponernos inmediatamente en acción. Junto a la respuesta rápida y oportuna no podemos dejar de lado la innovación, no podemos olvidar que cada discontinuidad histórica ha generado innovaciones relevantes. Es momento de mirar que innovación puede afectar a tu cliente y sobre todo como hacemos que nuestra empresa haga match con eso. No te olvides que hay que saber pensar como cliente en todo momento.

Es momento de atrevernos a sacar nuestro liderazgo, sí y ser líder no se puede ser otra cosa más que no esconderse, no huir, no cansarse, ni pararse, significará reconfigurar nuestra visión, “accionar” propuestas, decidir, transmitir confianza y sobre todo pensar en perspectiva y esta debe ser a mediano y largo plazo.

Y no por comentar de último es la menos importante, sino el culmen de la postura, y es el momento en que tu empresa piense en ayudar a la sociedad, es momento de vivir la responsabilidad social no como un snob sino con todo lo que implica, porque sólo así podremos reconstruirnos y salir haciendo que desde la empresa sea posible para muchos vivir con dignidad. 

 

Desde Gt Consultores podemos acompañarte para mantener el foco, pero buscando el camino de la diversificación desde tus propias capacidades; a buscar los espacios para incluir formas alternativas de trabajo, a explorar a qué oportunidades de manera ágil debes responder y a dejar esas cosas que en tu empresa se hacían por inercia y mejor reinventarlas para crear más valor.

Cierro este pequeño escrito parafraseando lo que Drucker decía: las oportunidades generalmente provienen desde fuera, por lo que toca en este momento interactuar, pensar, contrastar con gente de otras empresas o sectores que te pueden inspirar, que pueden ser luz para que tengas corazonadas, intuiciones y por qué no alguna certeza que te haga descubrir el “nuevo cómo” … Para superar esta crisis de pandemia tu empresa requiere salir y explorar nuevas oportunidades.


Para más información contáctanos en www.gtconsultores.mx





viernes, 2 de octubre de 2020

Organizaciones sostenibles con acciones sustentables

 

Organizaciones sostenibles con acciones sustentables

Carmen Granada para GT Consultores.

 

Cuando vemos las palabras sostenible o sustentable es muy probable que nuestra mente imagine cosas con referencia a recursos naturales, árboles, agua, frutos, prados, bosques  y selvas nutridas de vida con animales libres y en convivencia armónica; es entendible que esta imagen llegue de primera instancia a nuestro pensamiento, ya que respondemos a la imperante “ola” de información esparcida en internet, radio, revistas y televisión sobre estos términos en “tonos verdes”.

 

Para crear el contexto que quiero mostrar, debo incluir algunas definiciones para ambos términos:

·       Sostenible (RAE).  Adj. Que se puede sostener.  Especialmente en ecología y economía que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente.

·       Sustentable (RAE). Adj.  Que se puede sustentar o defender con razones.  Sustentar. m. Mantenimiento, alimento; aquello que sirve para dar vigor y permanencia.  Sostén o apoyo.

 

Sin hacer mayor énfasis en diferentes posturas sobre el significado de cada una de las palabras, y tomando las anteriores definiciones, la tendencia organizacional obligada para  el siglo XXI debe ser:

 

 Empresas de larga permanencia en operación sin agotar recursos limitados y sin causar daños ambientales, mediante acciones de mantenimiento que permitan continuación de los recursos y sostengan operaciones que den fuerza-empuje armonioso al medio ambiente.

 

¿Cómo lograr esto? Pareciera que lograrlo merece grandes esfuerzos y engorrosas calificaciones burocráticas; y sí, es cierto que para ostentar el título de empresa sostenible se tiene que caminar el mencionado camino; pero hoy se aborda el tema a través de la mirada básica y sensible en acciones para una cultura organizacional sostenible.

 

¿Qué recursos materiales usa tu organización? Echar una mirada a esos recursos cotidianos como papel bond, agua purificada, filtros para café, entre otros; realiza investigaciones exprés para conocer el origen (De donde vienen) y el destino (A dónde van los deshechos) de estos materiales para crear un precedente clave que quieras promover en tu organización.  Usa campañas internas para educar con referencia a esta investigación, esparciendo conocimiento y educación sobre el tema cambiarás referentes sobre usos y costumbres, de manera sustentada, con razones actuales (acción sustentable)

 

¿Qué espacios e infraestructura usa tu organización? Haz un recorrido por las instalaciones, contrasta su utilización y su posibilidad de reemplazo con áreas más justas para todos (personas, comunidad, accionistas, planeta).  La construcción de grandes áreas para albergar mayor stock de piezas, mayor cantidad de personas laborando responde a la búsqueda de mayor cobertura operacional (procesos y mercado) pero siempre cabe la posibilidad de ajustar espacios para incluir esa otra parte operacional que hace referencia a espacios de esparcimiento, reciclaje y  fomento a la reposición de recursos utilizados (acción sustentable).  Si tu organización “lo ha considerado” pero no ha hecho la acción de dar espacio físico a estas nuevas áreas, es momento de hacerlo.

 

¿Qué recursos financieros usa tu organización? El dinamismo monetario de las organizaciones es como un tabú del que “muy pocos saben la verdadera verdad de los hechos”, y créeme que no pediré que las publiques en redes sociales, pero si insistiré en que las partidas o rubros destinados a acciones sustentables puedan ser claramente identificadas por los colaboradores.  Es de vital importancia que todos los miembros de la organización reconozcan las acciones financiadas que detonen objetivos sostenibles, que sean parte de dichas acciones y que sobretodo colaboren en enriquecerlas y replicarlas con periodicidad (acciones sustentables)

 

Estas tres opciones en áreas funcionales de la empresa pueden ser el primer escalón para el cambio de visión sobre la sostenibilidad y dejar de verlo como una meta muy lejana, darle proximidad con acciones básicas que permitan objetivos sostenibles como:

·       Crear campañas internas de educación en la sostenibilidad de recursos materiales,

·       Asignar espacios físicos de fomento al reciclaje, esparcimiento y reposición de recursos,

·       Difundir e integrar a los colaboradores en la aplicación de los programas de financiamiento que detonan la sostenibilidad.

 

Ser empresa sostenible con acciones sustentables es un hecho que dejó de ser una idea justo cuando entro este nuevo siglo, y ya llevamos 20 años de recorrido, ¿Ya eres una organización sostenible?  No esperes mucho para hacerlo. 

 

Si necesitas ahondar más en el tema, escríbenos a contacto@gtconsultores.com GT Consultores en sus 10 años de experiencia ha logrado desarrollar productos/servicios que te encaminan hacia la sostenibilidad, no esperes mucho y “aplica esa acción sustentable de dar vigor a tu equipo de trabajo”.